All that we see or seem

Is but a dream within a dream.”


2016-09-20




  "Sé el mejor, estudia", le decían a Johnny. Sabían que podía hacerlo. Él también lo sabía. Pero él se escondía en el fuerte de su habitación, rodeado de discos y dibujos de luces y sombras. "Arréglate, podrías conquistar a cualquier mujer", le decían a Johnny. Él lo sabía. Pero él acechaba con sus ojos profundos tras un largo flequillo azabache, y se enfundaba en ropa tan ancha que a veces parecía vacía. "Búscate un buen trabajo, te proporcionará estabilidad", le decían a Johnny. Él lo sabía. Pero él se pasaba los fines de semana gritándole a una guitarra en antros mal iluminados y llenos de humo. "Preséntanos a alguna novia, estamos deseosos de verte felizmente enamorado", le decían a Johnny. Él lo sabía. Pero él estaba obsesionado con un camarero pálido de ojos grises, y eso lo sabían los rostros anónimos que escuchaban los desgarrados aullidos de su alma rota en escenarios abarrotados. "Queremos que nos digas por qué no eres feliz, ahora que por fin estás triunfando", le decían a Johnny. Él lo sabía. Pero él era apasionado cuando sonaba el primer acorde de guitarra. Entonces se transformaba en una auténtica bestia, un monstruo de poesía a gritos, bombeando su frenética sangre en violentas convulsiones, con la melena azotando sus hombros desnudos y la mirada en llamas. Ahí emergía la verdadera esencia de Johnny, el alma candente y las murallas derribadas. Sus sentimientos  escapaban de su boca, vibrantes, salvajes y tan tangibles que te quemaban. 

  Una noche, el camarero pálido de ojos grises lo vio en el escenario, e inevitablemente, se enamoró de él. Cuando, al finalizar la última canción, sus miradas se encontraron, ambos se dieron cuenta de que eran reales, que podían tocarse, y se escaparon juntos, muy lejos, a perderse.

  "Nadie puede comprenderte", le dicen a Johnny. Él lo sabe. Y le encanta.