All that we see or seem

Is but a dream within a dream.”


2017-10-22

Hay un lugar en mi ciudad



  Hay un lugar en mi ciudad. Uno que permanece desvinculado al tiempo, y sin embargo huele a tierra y piedra mojada cuando llueve. Este lugar lleva infinitas lunas abandonado; duerme. Pero al mismo tiempo, refugiada por sus fosilizadas pestañas, reside una  mirada milenaria. Planea bajo las alas de algún águila y acompaña al viento, y se posa pesada en los tejados diminutos que infectan el valle. Ha visto, piedra a piedra, el nacimiento de sus paredes. Ha observado el despertar de las primeras luces cada mañana, y la luz del sol proyectarse con timidez sobre el joven rocío. Ha presenciado el diluir de las sombras púrpura entre las columnas de humo que sostienen el helado firmamento. Ha visto a los niños crecer, a los jóvenes soñar, y a los ancianos marchitarse y convertirse en aurora. Ha sido testigo de risas, gritos, fuego. Ha visto hogueras a la luz de la luna y murallas ardiendo. La tierra nutrirse de sangre, baladas eternas. Solsticios impregnados de bailes y colores y artistas en los bosques del silencio.

  Hay un lugar en mi ciudad que ha recorrido con sus pupilas cada uno de sus versos. Y yo, efímera, mortal, no puedo sino acariciar sus rugosas piedras. A los transeúntes que amamos la tinta y las tormentas, nos fascina asomarnos a los abismos de lo inmenso. Porque las estaciones reflejan en la laguna sus vívidas paletas de colores, y el otoño sonreirá carmín y ocre y dorado cuando yo expire. Y hay un lugar en mi ciudad, que se cubrirá de nieve.