Es difícil dejar correr líquida una historia,
Pero más difícil es tener palabras y no tinta
Pues la apasionada en cada esquina halla su rima
Mientras que las ideas, caprichosas, son esquivas.
Y es que en mis acordes arden sogas y serpientes
De lenguas bifurcadas entre lo dicho y omitido,
Retorciéndose en las sombras, puesto que son conscientes
De que en esta jungla nadie cuestiona lo prohibido.
Nos hundimos en el lodo, fundidos en penumbra.
Seremos todos uno, en negras rosas enredados;
Palpitando en armonía con la dormida tierra.
Y aunque no quede nada... Jamás van a silenciarnos.
¡Hola, Nahia!
ResponderEliminarHacía tiempo que no pasaba por tu blog y he descubierto con gran alegría que sigues escribiendo y que cada vez lo haces mejor. El poema es estupendo.
Un abrazo.
Kaixo, Jesús!
EliminarMi presencia aquí también es bastante esporádica, pero sí, claro que sigo escribiendo. Y muchas gracias, intentaremos mejorar siempre.
Ondo izan.