Madrigueras

Esta es mi madriguera. El pensamiento se esparce entre motas de polvo mientras toqueteo las cajas del desván. Como la lira de Bécqer, reclinada sobre una columna de madera carcomida, se arremolinan las palabras y las notas bajo un tragaluz onírico. 

Luz y polvo. Presente y pasado. En un mundo equidistante donde los ismos y fobias empujan y empujan hasta fundir nuestros cuerpos con el fango; donde el planeta arde y abaten las hambrunas y las pandemias y las enfermedades; donde no importa quién seas, medirán tu cuerpo al milímetro, cada circunferencia, cada ángulo, cortando por aquí y remendando por allá, hasta que tus huesos empiecen a parecer antiestéticos; donde la palabra de un necio encorbatado asienta cátedra y recorre el continente en una cabalgata desenfrenada... 

En un mundo así, más nos vale encontrar una madriguera polvorienta donde esconder la cabeza como avestruces, cerrar los ojos y, aunque solo sea por unos instantes, imaginar una lira que no enmudece, una corriente de palabras liberadas, y un tragaluz onírico.